Un Artículo sobre la
Disfunción eréctil
Tomado de Wikipedia
La
disfunción eréctil o impotencia erigendi (con frecuencia aún llamada en español
incorrectamente impotencia, que técnicamente ya no es el término aceptado por
los especialistas en sexología) es la incapacidad repetida de lograr o mantener
una erección lo suficientemente firme como para tener una relación sexual
satisfactoria.
Contexto
La palabra
impotencia también puede usarse para describir otros problemas que interfieren
con la relación sexual y con la reproducción, tales como la falta de deseo
sexual (véase libido) y los problemas con la eyaculación o con el orgasmo. El
uso del término disfunción eréctil deja en claro que esos otros problemas no
están implicados.
La
disfunción eréctil (o DE) puede ser una incapacidad total para lograr una
erección, una capacidad inconsistente para hacerlo, o una tendencia a tener
solamente erecciones breves. Estas variaciones hacen difícil definir la DE y
calcular su incidencia.
Los
cálculos varían desde 20 hasta 30 millones de casos, según la definición usada.
De acuerdo con la encuesta de Atención Médica Ambulatoria Nacional (NAMCS,
siglas en inglés), por cada 1.000 hombres en EE.UU., se hicieron 7,7 visitas al
consultorio médico por DE en 1985. En 1999, la frecuencia casi se había
triplicado a 22,3. El aumento se produjo de modo gradual, presuntamente a
medida que se pusieron a disposición más ampliamente tratamientos tales como
los dispositivos de vacío y los medicamentos inyectables y comenzó a aceptarse
la discusión de la disfunción eréctil. Es posible que el avance más publicitado
fuera la introducción del medicamento oral citrato de sildenafil (Viagra) en
marzo de 1998. Los datos de NAMCS sobre medicamentos nuevos muestran un cálculo
de 2.6 millones de menciones de Viagra en visitas al consultorio médico en
1999, y un tercio de esas menciones tuvieron lugar durante visitas para un
diagnóstico no relacionado con DE.
Causas de la disfunción sexual
En los
hombres mayores, la DE generalmente tiene una causa física, como una
enfermedad, una lesión o efectos secundarios de medicamentos. Cualquier
trastorno que cause una lesión en los nervios o que deteriore el flujo de
sangre al pene puede causar DE. La incidencia aumenta con la edad: alrededor
del 5 por ciento de los hombres de 40 años de edad y entre el 15 y el 25 por
ciento de los hombres de 65 años de edad experimentan DE. Pero la disfunción
eréctil no es necesariamente una parte inevitable del proceso de
envejecimiento.
Debido a
que una erección requiere una secuencia precisa de eventos, la DE puede
presentarse cuando cualquiera de tales eventos se interrumpe. La secuencia
completa incluye los impulsos de los nervios en el cerebro, en la columna
vertebral y en el área alrededor del pene, así como las respuestas de los
músculos, los tejidos fibrosos, lasvenas y las arterias en y cerca de los
cuerpos cavernosos del pene.
La causa
más común de DE es el daño a los nervios, a las arterias, a los músculos lisos
y a los tejidos fibrosos, a menudo como resultado de una enfermedad.
Enfermedades tales como la diabetes, afecciones del riñón, alcoholismo crónico,
esclerosis múltiple, arteriosclerosis, psoriasis, enfermedad vascular y
enfermedad neurológica son responsables de alrededor del 70 por ciento de los
casos de DE. Entre el 35 y el 50 por ciento de los varones con diabetes padecen
DE.
También una
cirugía (especialmente la cirugía radical de próstata debido a cáncer) puede
lesionar nervios y arterias cerca del pene, y causar DE. Una lesión en el pene,
en lacolumna vertebral, en la próstata, en la vejiga y en la pelvis puede
llevar a DE, y producir lesión en los nervios, en los músculos lisos, en las
arterias y en los tejidos fibrosos de los cuerpos cavernosos.
Además,
muchos medicamentos comunes -medicamentos para la presión arterial,
antihistamínicos, antidepresivos, tranquilizantes, supresores del apetito y
cimetidina (un medicamento para la úlcera)- pueden causar DE como efecto
secundario.
Los
expertos piensan que factores psicológicos, tales como el estrés, la ansiedad,
la culpa, la depresión, una baja autoestima y el miedo a no desempeñarse en el
coito como se espera causan del 10 al 20 por ciento de los casos de DE. Los
hombres con una causa física de DE a menudo experimentan el mismo tipo de
reacciones psicológicas (estrés, ansiedad, culpa, depresión).
Otras
causas posibles son el tabaquismo, que afecta el flujo sanguíneo en las venas y
en las arterias, y anormalidades en las hormonas, como por ejemplo una cantidad
insuficiente de testosterona. El incremento de prolactina que pueden producir
algunos fármacos como los ansiolíticos y antipsicóticos (risperidona, olanzapina,
haloperidol) puede provocar también disfunción eréctil. Las causas hormonales
suelen afectar asimismo la libido.
Tratamiento de la DE
La DE es
tratable a cualquier edad, y el conocimiento de este hecho ha ido creciendo.
Más hombres han buscado ayuda y regresado a la actividad sexual normal debido a
tratamientos mejorados y exitosos de la DE. Tradicionalmente los urólogos,
quienes se especializan en problemas de las vías urinarias, han tratado la DE;
sin embargo, los urólogos sólo son responsables del 25 por ciento de las
menciones de sildenafilo en 1999.
En general,
los especialistas en medicina familiar (médicos de cabecera especializados)
son, junto a los urólogos, los cardiólogos y los psiquiatras, los mejor
formados para la valoración, manejo y tratamiento de la disfunción eréctil. Las
principales ventajas que aportan frente a los demás especialistas son la visión
integral del paciente, la proximidad, la accesibilidad y la capacidad para la
entrevista clínica.
Los términos impotencia sexual y disfunción eréctil
(DE)
El término
impotencia posee una raíz latina (impotens, no poder). Es la incapacidad del
varón para obtener o mantener una erección suficiente y realizar un coito
satisfactorio. La DE es una situación muy frecuente; se ha calculado que afecta
en mayor o menor grado a la mitad de los hombres entre los 40 y los 70 años.
Pero no es un tema que se trate abiertamente, pues forma parte de la vida
íntima de los individuos y de las parejas. Mitos y expectativas culturales de
la sexualidad masculina han impedido a muchos varones buscar ayuda para un
trastorno que puede beneficiarse, en la mayoría de los casos, de un tratamiento
relativamente sencillo.
Aunque
puede decirse con seguridad que todo hombre experimenta de vez en cuando
dificultades para mantener la erección, la disfunción eréctil se define como la
incapacidad para mantener una erección suficiente para el coito al menos en el
25 por ciento de los intentos.
Impotencia
sexual es el nombre con el que se sigue conociendo a la disfunción eréctil. Ya
no se considera el nombre técnicamente correcto, sin embargo. Es la incapacidad
constante de mantener la erección suficiente para el coito. Los hombres tensos,
con ansiedad y sobreocupados en ocasiones no pueden lograr esa concentración
necesaria, lo que genera dificultad para obtener y sostener la erección del
pene. Existen otras causas, como los problemas vasculares. También sigue
usándose el término latinoimpotencia erigendi, es decir, la incapacidad para la
erección del pene.
[editar]Otros
usos médicos del término impotencia
El término
impotencia se aplica también, médicamente, en los siguientes casos:
• Impotencia coeundi: Imposibilidad para
el coito.1
• Impotencia generandi: Incapacidad de
procrear, aunque la penetración sea posible. Es sinónimo de esterilidad.1
• Impotencia psíquica: Para los casos en
los que la disfunción eréctil se debe a factores emocionales y no orgánicos
antes se clasificaba con este término.
Causas de la disfunción eréctil
Pueden
aparecer combinadas:
• Orgánicas: son las de origen
anatómico, genitourinario, urológico (lesiones congénitas del pene), endocrino
(diabetes), infeccioso, neurológico (lesiones cerebrales, lesiones medulares),
vascular (arteriosclerosis) o farmacológicas (por el consumo de sustancias
adictivas: alcoholismo, tabaquismo, algunos medicamentos, sustancias adictivas
ilegales) (constituyen el 15 por ciento de los casos).1
• Traumáticas: una fractura de la
pelvis, por ejemplo.1
• Psicológicas: debido a factores
afectivos, de desarrollo, interpersonales, de conocimientos, ansiedad, miedo al
fracaso, sentimientos de culpa, infidelidad, eyaculación precoz previa,
inseguridad emocional, etc.1
La DE se
puede presentar por alteración de uno o varios de los tres mecanismos
responsables de la erección: bloqueo de las arterias; incapacidad de los vasos
sanguíneos dentro del pene para almacenar la sangre, o daño en los nervios del
pene o del área pelviana. También pueden ser responsables de una DE otras
disfunciones fisiológicas, como bajos niveles de hormona masculina
(testosterona).
Las
situaciones que más frecuentemente producen DE son: enfermedades que afectan a
los vasos sanguíneos y restringen el flujo sanguíneo hacia el pene, como la
diabetes, la hipertensión (tensión arterial alta), el exceso de colesterol o
las enfermedades cardíacas. Situaciones que interrumpen la conexión entre el
sistema nervioso y el pene, como la cirugía de próstata o lesiones traumáticas
en la zona. Muchos medicamentos (algunos de ellos empleados para tratar la
hipertensión y las depresiones) causan DE entre los efectos secundarios no
deseados. Depresión nerviosa.
Factores de riesgo
Los hábitos
de riesgo que pueden conducir a que se desarrolle DE son: el consumo de
sustancias adictivas legales (tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol) o
ilegales, el estrés. Un indicador de la DE física, en contraposición con la
psicológica, es la incapacidad de experimentar o mantener una erección al
despertarse por la mañana. La DE que persista por más de tres meses y que no
sea debida a un suceso estresante evidente, al consumo de sustancias adictivas,
al consumo de alcohol o a afecciones médicas transitorias que causan DE señala
la necesidad de recibir atención médica por parte de un urólogo.
La DE y el envejecimiento
Existen
muchos malentendidos en este tema. Como resultado del proceso de
envejecimiento, suele haber un periodo refractario mayor —tiempo necesario para
una nueva erección después de un orgasmo. La edad también parece afectar el
tiempo necesario para excitarse y para la erección y la eyaculación. Todos
estos se consideran cambios no patológicos. Sin embargo, la sexualidad no tiene
fecha de caducidad. Si la DE se da más en personas mayores, es sólo porque es
más probable que sufran enfermedades asociadas a la DE y que usen más
medicamentos que alteren la función eréctil.
¿Cómo ocurre una erección en condiciones no
patológicas?
Cuando no
hay estimulación sexual, el flujo de sangre dentro del pene es muy bajo, lo que
lo mantiene en estado flácido o no erecto. Cuando se recibe estimulación sexual
(a través de cualquiera de los órganos de los sentidos o incluso de la
imaginación), las arterias del pene se relajan y se dilatan, y el flujo
sanguíneo hacia el pene aumenta mucho. A medida que el pene se expande, las
venas del pene —que tendrían que devolver la sangre del pene hacia la
circulación de retorno— se comprimen, y la sangre no puede salir. Con un
aumento en el flujo sanguíneo que entra y una reducción en el flujo que sale,
el pene se vuelve cada vez más grande y se pone cada vez más duro (véase
cuerpos cavernosos).
Metodología de estudio en la disfunción eréctil
Al ser
causada por diversas enfermedades, se impone un estudio multidisciplinario
integrado en un mismo equipo de trabajo. Se realiza una exhaustiva historia
clínica del caso, se realizan estudios bioquímicos y hormonales, un perfil
psicológico, pruebas vasculares y estudios radiológicos. Todo esto, sumado a un
examen físico uroandrológico, cardiocirculatorio y neurológico, conduce al
diagnóstico.
Diagnóstico de la disfunción eréctil. Historia clínica
Interesa
recoger problemas médicos actuales y previos, medicamentos que se estén tomando
y antecedentes de problemas psicológicos (estrés, ansiedad, depresión). El
médico también requerirá antecedentes sexuales —inicio de la DE, frecuencia,
calidad y duración de cualquier erección, etc.— e investigará la motivación
para el tratamiento y las expectativas del paciente. La DE es lógicamente cosa
de dos, y puede ser apropiado entrevistar a la pareja sexual (cualquiera que
sea la preferencia sexual del paciente). Examen físico. Incluye una exploración
del área genital y un tacto rectal (examen del recto con un dedo enguantado).
Deben buscarse evidencias de otras enfermedades —hipertensión, diabetes,
ateroesclerosis, daño nervioso, etc.
Cuestionarios
Los más
utilizados son el IIEF (International Index of Erectile Function, es decir, el
Índice Internacional de la Función Eréctil) y su versión más sencilla: el test
SHIM (Sexual Health Inventory for Men, es decir, el Inventario de Salud Sexual
para Varones).
Pruebas de
laboratorio
Se
requieren análisis de sangre para medir los niveles de testosterona y, si es
necesario, los de prolactina para determinar si hay problemas del sistema
endocrino. Pueden ser necesarios diversos exámenes específicos para detectar la
DE, como pruebas de respuesta eréctil tras inyección de medicamentos que
dilatan los vasos sanguíneos del pene, o detección de erecciones nocturnas
mediante diversos dispositivos.
Técnicas de
radiología diagnóstica
La
cavernosometría y la cavernosografía de infusión dinámica (DICC) es una prueba
en la que se induce una erección con medicamentos, se mide la capacidad de
almacenamiento del pene, se hace una ecografía de las arterias del pene (para
medir la presión arterial de estas arterias) y se realiza una radiografía del
pene erecto para obtener datos anatómicos precisos. Sólo es necesaria en
algunos casos de DE.
Tratamientos de la disfunción eréctil
Menos del
10 por ciento de los hombres que sufren DE buscan ayuda médica. Al enfrentarse
con la DE, es frecuente que se desmoralicen, que se depriman o que busquen
tratamientos milagrosos. Existen innumerables remedios populares que se deben
considerar con toda cautela y escepticismo. Actualmente existen muchos
tratamientos eficaces y muy seguros, aunque en ningún caso mágicos.
La
modalidad del tratamiento viene dictada por el problema específico que causa la
disfunción eréctil. El primer paso es definir la causa, si es posible, y luego
intentar la solución más sencilla y menos arriesgada. En síntesis, las
distintas alternativas terapéuticas incluyen una o varias de las siguientes:
• Cambiar los hábitos de vida que
afectan a la salud de las arterias y venas: dejar de fumar, moderar el consumo
de alcohol y de grasas, hacer algo de ejercicio y aprender a relajarse.
• Cambiar o reducir los medicamentos que
puedan estar provocando DE, como algunos antidepresivos, diuréticos y
betabloqueantes.
• Psicoterapia y terapia conductual.
Independientemente de la causa de la DE, se recomienda para todos los pacientes
alguna forma de terapia psicológica, conductual, sexual o de combinación,
generalmente asistidos por su pareja, sea ésta hombre o mujer.
• Terapia transuretral y de inyección.
Consiste en inyectar medicamentos en el tejido eréctil para relajar los
músculos lisos del pene y permitir que tenga lugar la erección. Está indicada
en algunos casos de DE. Los medicamentos inyectados suelen ser asociaciones de
papaverina-fentolamina, o bien alprostadil (prostaglandina E1). Las reacciones
adversas son generalmente menores, pero pueden incluir erecciones prolongadas y
dolorosas (priapismo; véase príapo). Una alternativa a las inyecciones es un
dispositivo de plástico para aplicar estos medicamentos a través de la uretra.
Aunque más seguras y menos costosas que los tratamientos quirúrgicos, estas
terapias tienen una tasa alta de abandonos, ya que la pérdida de espontaneidad
hace perder interés en el procedimiento. Las sustancias vasoactivas son
sustancias que, introducidas a través de la uretra o inyectadas en los cuerpos
cavernosos del pene, producen una erección que permite una buena relación
sexual. Pueden utilizarse una o dos veces por semana. Antes de empezar el
tratamiento es importante hacer las pruebas necesarias para conocer la
respuesta a dichas sustancias.
• Los medicamentos orales que estimulan
la actividad de la dopamina en el cerebro pueden aumentar el deseo sexual y con
ello facilitar la erección. Con este fin se han comercializado pastillas
sublinguales de apomorfina.
• Sildenafilo (Viagra). Aprobado para su
uso en Europa y en los Estados Unidos, es el medicamento oral que ha mostrado
resultados más prometedores en la DE. En los estudios realizados, el
sildenafilo mejoró las erecciones en 3 de cada 4 participantes (~75%),
comparado con sólo 1 de cada 4 que mejoraron al tomar un placebo; con
sildenafilo, uno de cada tres intentos de coito fue un éxito —comparado con
sólo 1 de cada 5 intentos en pacientes con placebo. El sildenafilo aumenta la
concentración del GMP cíclico, que se produce en el pene durante la actividad
sexual y que incrementa el flujo sanguíneo. Así, el sildenafilo eleva el flujo
peneano de forma natural, de modo que la estimulación sexual causa erección. El
sildenafilo no es, pues, un afrodisíaco ni una hormona ni un producto que cause
por sí mismo erección, sino que sólo ayuda a conseguir una erección cuando
existe estimulación sexual. El sildenafilo se toma "a demanda" –sólo
cuando se desea–, y su acción comienza en 30 minutos y dura hasta 4 h. No se
recomienda más de una tableta al día. Los efectos colaterales incluyen
molestias digestivas, dolores de cabeza, enrojecimiento facial y dolores
musculares, y, en un 3 por ciento de los pacientes tratados, alteraciones de la
visión. Como otras sustancias para tratar la DE, el sildenafilo está
contraindicado en caso de enfermedades cardíacas y, sobre todo, jamás debe
asociarse con los medicamentos llamados nitratos (por ejemplo, la
nitroglicerina que se usa bajo la lengua para tratar la angina de pecho); en
asociación con sildenafilo, los nitratos pueden bajar la tensión arterial
bruscamente hasta niveles peligrosos.
• Tadalafilo (Cialis®) y Vardenafilo
(Levitra®). Dos fármacos de la misma familia del sildenafilo (inhibidores
selectivos de la fosfodiesterasa tipo 5).
• Yohimbina. Empleado como medicina
popular durante años, actualmente existe evidencia de que puede mejorar la
erección en un tercio de los hombres con DE leve, sobre todo en combinación con
el antidepresivo trazodone.
• Tratamientos hormonales. La terapia
con testosterona está indicada sólo en hombres con hipogonadismo (niveles bajos
de testosterona, la hormona masculina). Puede utilizarse por vía oral o en
parches. La testosterona no se recomienda nunca para hombres con niveles no
patológicos de hormona masculina; en éstos puede mejorar el impulso sexual,
pero a costa de causar daños sobre la próstata y el hígado, a veces
irreversibles. Cuando la DE se debe a niveles excesivos de la hormona
prolactina, puede ser útil el medicamento bromocriptina.
• Otros: se han utilizado, con distintos
grados de éxito, medicamentos como pentoxifilina (Elorgan®), naltrexona —un
antídoto de la heroína y la morfina— o el antihipertensivo minoxidil.
• Dispositivos de aspiración (bombas de
vacío). Colocación del pene en un cilindro plástico hermético, donde se crea a
continuación un vacío, lo cual causa que la sangre fluya hacía el pene. Después
se asegura una banda alrededor de la base del pene para retener la erección, y
el cilindro se retira. La falta de espontaneidad de este método es el inconveniente
principal.
• Implantes peneanos. Tres tipos de
implantes se emplean actualmente para el tratamiento de la disfunción eréctil;
todos ellos deben implantarse quirúrgicamente: implantes hidráulicos, prótesis
e implantes plásticos hinchables. Aunque muchos pacientes se han beneficiado de
la cirugía del implante, éste es un procedimiento irreversible; el tejido
eréctil se lesiona de forma permanente cuando se implantan estos dispositivos.
En el momento actual ha caído en relativo desuso, a expensas de métodos menos
arriesgados y menos costosos. Son unos cilindros de silicona (sustancia no
rechazada por el organismo), de estructura anatómica, dos de los cuales se
introducen en los cuerpos cavernosos del pene y producen la rigidez necesaria
para una buena y adecuada relación sexual. Existen diferentes vías y técnicas
para implantar la prótesis; la intervención dura aproximadamente 45 minutos.
Mediante una incisión de la piel de 3-4 cm en la parte inferior del pene y en
la raíz del escroto, se llega a los cuerpos cavernosos, donde se colocan las
dos prótesis correspondientes, con un porcentaje de complicaciones mínimo. Todo
ello con anestesia local o regional. Al ser una cirugía poco agresiva, el
postoperatorio no requiere cuidados especiales; el paciente puede abandonar la
clínica entre 12 y 24 horas después de la intervención, y a las 3-4 semanas de
adaptación se puede reiniciar la vida sexual sin dificultades en la erección.
• Cirugía vascular. Para los hombres
cuya disfunción eréctil sea causada por problemas de las arterias o las venas
del pene, la cirugía vascular puede ser una opción. Se practican dos tipos de
operaciones:
• Cirugía de revascularización
(anastomosis): conexión de una arteria de la pierna con las arterias del dorso
del pene, con lo que se desvía cualquier bloqueo y aumenta el flujo sanguíneo.
• Ligadura venosa: se realiza cuando el
pene no puede almacenar una cantidad suficiente de sangre para mantener una
erección. Se atan o se extirpan las venas que están causando un drenaje
excesivo de sangre del pene.
• Afrodisíacos y tratamientos
alternativos. Los afrodisíacos son sustancias que supuestamente aumentan el
impulso, el deseo y el desempeño sexual. La leyenda ha atribuido cualidades
afrodisíacas a alimentos como los chiles, el chocolate, el regaliz, la manteca,
las anchoas, las ostras y las vieiras. El "Spanish fly" o cantáridas,
hecho de escarabajos secos, es el afrodisíaco más "famoso" y es
particularmente inútil y nocivo.
Prevención de la DE
Cambiar los
hábitos de vida que afectan a la salud de las arterias y venas: no fumar,
moderar el consumo de alcohol y de grasas (particularmente grasas saturadas),
hacer algo de ejercicio y aprender a relajarse.
Muchos
especialistas opinan que una de las medidas preventivas más efectivas consiste
en hacer el amor frecuentemente con una pareja afín, buscando el placer. Aunque
no tiene que ser necesariamente con una pareja estable, recomendación que sí es
necesaria para reducir las probabilidades de contagio de una infección de
transmisión sexual, pero no un requisito absoluto para el buen desempeño en el
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